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Perdida en «Ser Mamá»

  • sábado, 20 de febrero de 2016

Perdida en “Ser Mamá

Lic. en Psicología Ilse  Lustenberger

Especialista en Embarazo, Parto y Posparto

No debe existir experiencia vital más maravillosa que la de ser mamá.

¿Cómo podemos entenderla de esta manera y trasmitir a su vez, todos los matices que contiene?, sin aniquilar la experiencia del milagro único que la naturaleza nos provee y nos habilita a vivenciar.

Tal vez si lo trasmitimos de esta forma nos entenderemos.

La mujer va hacia la maternidad impregnada de mitos, estigmatizada histórica y culturalmente.

Tiene la creencia bien cultivada socialmente de que debe sentirse plenamente feliz con su embarazo, con su futura maternidad y si no es así no será una mujer plena y menos, merecedora del título de buena madre.

Es necesario tener presente que no todo embarazo es fácil de llevar adelante, ni todo parto culmina como se lo planificó y deseó. No toda mamá reciente está compensada emocionalmente, ni toda lactancia es puro placer. No todos los bebés se adaptan a este mundo en los primeros meses de su vida, ni toda pareja, con su recién nacido son la tríada ideal de las fotos de publicidad.

La maternidad, el ser mamás, tiene de todo un poco.

Lo lindo, lo desagradable, lo placentero y lo no deseable.

Es imprescindible saberlo.

No solo es la dulce espera, y la emoción incontenible de saber que se puede dar a luz un hijo, sino que tiene tanto de anhelos, de fantasías, de regalo, como de sinsabores, de temores, de soledades, que hay que saber descifrar sin miedo a ser enjuiciadas, o de ser la única que lo siente.

Primero porque el ser mamá, es según las vivencias de cada mujer, segundo porque es imprescindible no romantizarla, sino aceptarla en su completad y complejidad, y tercero porque debemos desmonumentalizarla, hacerla real y no un juego de muñecas.

En general vemos una embarazada y nos enternecemos, por identificación con un mito social: el de la maternidad plena y feliz.

El ser mamá después de haber deseado serlo es tocar el cielo con las manos.

El tema es que entre el desenlace exitoso, (sea como fuere es el nacimiento del bebé), y el transcurrir de todo el tiempo que lo requiere…ese lapso tiene sus luces y sus sombras.

Nuestro posicionamiento es teórico-clínico y lo que trasmitimos está basado en la evidencia. El haber trabajado durante años con embarazadas nos lleva a conocer los entretelones, el saber lo que sienten profundamente, a cara lavada, a corazón desnudo.

La futura maternidad es un camino inexplorado para cada una, recorrer esas cuarenta semanas es un desafío y conlleva todas las diversidades emocionales que nos hacen humanas…

No debemos embanderarnos con la maternidad feliz, en desmedro de todas las futuras mamás que pueden no sentirlo de acuerdo a sus experiencias personales.

A las mujeres, el embarazo nos sorprende de diversas formas, no siempre con la alegría con que parece debiera acontecer, y si a algunas las fascina la idea de estarlo, también tienen ambivalencias y hay otras que tienen sentimientos diferentes.

Porque a partir de él se adquiere y se pierde, se pasa de un estado a otro en la vida, se cambia, todo cambia.

El embarazo, nunca está demás decirlo, a veces no es buscado y se logra, otras veces es muy buscado y se produce después de un largo y desgastante periplo para conseguirlo, y otras veces es el producto de una planificación y pronunciado a los cuatro vientos “estoy feliz, estoy embarazada, voy a ser mamá”.

Así también las futuras mamás se preparan para un parto natural y algunas veces, por el motivo que sea, no lo logran. Y cuando el bebé nace por vía vaginal, no siempre sucede que sea espectacular y orgásmico, porque el cuerpo femenino debe “abrirse” para que nazca su hijo y si bien la naturaleza es sabia, a veces no todo es tan sencillo como el abrirse de una flor.

Luego y además… es una enorme responsabilidad que nos desborda, en general compartida con el otro integrante de la pareja, y si por alguna razón la futura mamá no tiene un compañero en esta etapa, deberá redoblar esfuerzos.

Por todo esto decimos que esta experiencia inigualable, incomparablemente hermosa, tiene sus notas discordantes.

Hay que saber rescatar lo positivo, e intentar comprender todo lo demás que le sucede a toda mujer que va a ser mamá, con las obvias diferentes personalidades de cada una y acorde al momento de la vida en que cada quien se encuentre.

Sería deseable expresar solamente todas las cosas lindas y placenteras con respecto a la maternidad y a la crianza de un bebé, pero no en todos los casos es así, y es una realidad que hay que enfrentar.

Sabemos que existen maternidades predominantemente felices.

Debemos, por profesión, enfocarnos a todo lo que existe, a lo que con cada embarazada viene, a lo que cada mamá reciente trae.

Si la mujer está en conocimiento de que todo lo que va sintiendo es parte de un proceso, que por nuevo y encima cargado de historias, es complejo, le va a ser más fácil asumir sus estados emocionales a lo largo del camino.

El ser mamá es maravilloso, lo reiteramos y será fortalecedor si lo entendemos sin cursilerías ni prejuicios.

De parto

(Joan Manuel Serrat)

Se le hinchan los pies.
El cuarto mes
le pesa en el vientre
a esa muchacha en flor
por la que anduvo el amor
regalando simiente.

Si la viese usted
mirándose
feliz al espejo…
Palpándose el perfil
y trenzando mil
nombres en dos sexos.

A su manera,
floreció por primavera,
para dar gracias al sol
y perfumar la vereda.

A su piel de satén
le sienta bien
salir de paseo.
Salpicar niñez
en la dejadez
de su balanceo.

Si la viese usted
frente al café
jugando rayuela
al atardecer,
es que, a las cinco, su ayer
vuelve de la escuela.

Y a su manera
volvió al caballo y al carro,
al muñeco de cartón
y los pucheros de barro.

Si la viese usted
cantándose
canciones de cuna,
como un cascabel
que acunase un clavel
en un rayo de luna.

Corre Lagarto…
Pon otra cama en el cuarto.
A empapelarlo de azul
y en agosto de parto.