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Alcohol y Neurodesarrollo

  • domingo, 31 de mayo de 2015

Según recientes estudios publicados en la revista American Journal of Psychiatry los adolescentes que beben alcohol en exceso generan un desarrollo anormal de su cerebro. Además, se encontró la asociación entre el consumo excesivo y ciertas características genéticas relacionadas con la impulsividad.

Se estudiaron los cerebros de sujetos de entre 12 y 24 años, encontrándose diferencias considerables entre los que consumen alcohol de forma excesiva y los que no beben. Se consideró consumo excesivo el beber 4 tragos en una ocasión por lo menos una vez al mes, o 1 o 2 tragos al menos 8 veces al mes.

Entre los bebedores se encontró un deterioro en la materia gris y un crecimiento lento en la sustancia blanca. Esto podría justificar el descenso en el rendimiento académico constatado en estos alumnos.

Las regiones del cerebro estudiadas juegan un rol fundamental en el ciclo adictivo del consumo de alcohol compulsivo y en la preocupación por beber, de acuerdo con George Koob, director del Instituto Nacional del Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de los Estados Unidos (U.S. National Institute of Alcohol Abuse and Alcoholism, o NIAAA), en un comunicado de prensa.

Otro de los estudios realizados incluyó a pares de gemelos idénticos en los que uno de ellos tenía un consumo excesivo de alcohol y el otro no. Se tomó como edades a considerar las comprendidas entre los 18 y los 24 años. Los investigadores encontraron que los gemelos con problemas con el consumo de alcohol tenían alteraciones en el ADN en un gen que juega un papel en el control de los impulsos, el denominado gen PPMG1.

Luego, los investigadores estudiaron a adolescentes de 14 años y hallaron una asociación entre cambios similares en el gen PPMG1 y un consumo problemático con el alcohol y con el control de impulsos. Esto podría ser un factor de riesgo para desarrollar problemas con el consumo del alcohol en los años siguientes.

«Es posible que tales cambios [genéticos], al incrementar la impulsividad, predispongan a los adolescentes a participar en un consumo excesivo de alcohol y que las alteraciones en el funcionamiento del cerebro que vienen con el consumo excesivo de alcohol, al alterar la función ejecutiva, hagan que sea más difícil detenerse», escribió Koob en un editorial que acompañó al estudio.

FUENTE: Comunicado de prensa, American Journal of Psychiatry